¿Por qué no es posible tener un establecimiento para Masajes Eróticos?

La respuesta es sencilla: lo intenté, me atreví... y casi me meto en un lío del tamaño de mi ego. Aquí va la historia:

Agosto, 2017. Una veinteañera con aires de grandeza regresa de Europa con la brillante idea de montar un spa “inspirado” en una serie. Spoiler: no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Decidí abrir un spa clandestino de lujo en un edificio residencial en Polanco. ¿El plan? Convencerme de que nadie notaría nada mientras las "visitas" se registraban como si fueran a tomar té.

Al principio todo iba bien: un departamento con tres habitaciones remodeladas al estilo boutique, una fuente aquí, un follaje allá, y cero señales de ser un espacio "normal". Para noviembre ya tenía tres personas trabajando conmigo y estábamos recibiendo unas 10-12 personas al día. Sí, claro, nada sospechoso ahí.

Entonces llegó diciembre, y con él, un baldazo de realidad: el asistente del dueño del departamento me llama para informarme que los abogados del edificio sospechaban de nuestro “negocio” y estaban considerando una demanda. Mi reacción: trágame tierra. Decidí enfrentar el problema con una estrategia improvisada: les dije que revisaran el departamento si querían, mientras yo corría para dejarlo lo más normal posible. Afortunadamente, no encontraron nada comprometedor, pero esa experiencia fue suficiente para darme cuenta de que esto no iba a funcionar a largo plazo.

Cambio de estrategia: Inspirada por una sugerencia de una de las chicas, nació el modelo que tenemos ahora. Cada quien trabaja desde su propio espacio. Sin un establecimiento fijo, no hay un blanco claro. Cada terapeuta maneja su propia práctica privada, y aunque a veces los vecinos se quejan, es más fácil manejar 15-20 visitas a la semana que 80.

¿El truco? Discreción. Todo se maneja bajo un esquema descentralizado para evitar problemas. Sí, es más caro al principio —Airbnb no es precisamente barato—, pero con el tiempo se puede transicionar a un departamento fijo y reducir costos. Solo necesitas demostrar ingresos consistentes los primeros tres meses para rentar un lugar formal.

Ah, y un consejo para las futuras emprendedoras: no intentes compartir espacio con otra persona. Una vez lo probamos y fue un desastre. Lo último que quieres es lidiar con peleas por un contrato.

Lección aprendida: Tener un establecimiento fijo para este tipo de servicios es como caminar por la cuerda floja. No importa qué tan bien lo camufles, eventualmente atrae la atención equivocada. Con nuestro modelo, cada quien es su propio jefe, con libertad de operar a su manera y bajo su propio techo.

¿Quieres hacerlo? Tienes nuestro apoyo, pero recuerda: este modelo no es para cualquiera. Es para quienes saben adaptarse, moverse rápido y, sobre todo, mantenerse un paso adelante del caos. ¿Lista para intentarlo?